Cultura
En las colonias menonitas se comparte una vida definida por la sencillez y la intensidad en las creencias y el trabajo. El compromiso interno con Dios, prescindiendo de ornamentos y figuras, sostenido en la práctica diaria de la oración, lecturas bíblicas y ceremonias dominicales. La labor cotidiana de sol a sol, con la menor cantidad de facilidades. Y el vínculo con su misión también a través de la familia y los hijos.
Las autoridades máximas para el cuidado de la tradición en cada comunidad son los obispos, secundados por los ministros, y luego los jefes, más relacionados con la resolución de problemas en la vida diaria de cada grupo. Se trata de una forma de organización sin leyes escritas, sin fuerza pública y sin municipalidad. La comunidad se asienta en tres valores básicos: la familia, la cultura del trabajo y la espiritualidad. Excepto en el ámbito laboral, la electricidad no forma parte de la vida en los hogares
Desde su surgimiento durante la Reforma en el siglo XVI, las comunidades de esta rama pacifista y trinitaria del movimiento cristiano anabaptista, se han visto forzadas al éxodo. En reiteradas ocasiones se logró acordar con los gobiernos el respeto por la cultura pacifista, por la negación al servicio militar y cualquier servicio con armas, y el impedimento de tomar juramento por cualquier otra premisa que no sea el compromiso con la Biblia y con Dios. Sin embargo, también en muchas oportunidades, los cambios de políticas en los países chocaron con estos valores e impulsaron a las comunidades, una vez más, a trasladarse.
La periodista Consuelo Cabral describe a los menonitas como un “ pueblo, impulsado por un instinto de supervivencia espiritual, que lleva más de cuatro siglos cruzando continentes, mares, montañas y desiertos. Su anacrónico éxodo, su carácter trashumante, su lucha contra diferentes gobiernos que intentaron –e intentan– imponerle sus deberes. Su capacidad de armar y desarmar todo cuantas veces sea necesario en pos de sus ideales. Su profundo miedo a los males que arrastra la modernidad”.
En Argentina actualmente hay cinco comunidades radicadas. En 1987 comenzaron a llegar desde México, Belice, Paraguay y Bolivia. En La Pampa se encuentra ‘La nueva Esperanza’, en cercanías de Alpachiri, en un predio aproximado de 10.000 has. habitado por aproximadamente 2000 colonos. En Santiago del Estero, en Pampa de los Guanacos y en cercanías del paraje Las Delicias se establecieron dos colonias. También en San Luis, próximo a Nueva Galia. Y la más reciente en provincia de Salta.
Según un informe publicado a principios del 2007 por la Conferencia Mundial Menonita, hay en el mundo aproximadamente 1.480.000 miembros, distribuidos en 82 países. Estas estadísticas no incluyen niños, sino solamente miembros adultos bautizados.
Aunque en sus primeros 450 años los menonitas estaban radicados principalmente en el hemisferio norte (Europa y América del Norte), en las últimas décadas han experimentado un notable crecimiento en los otros continentes, y en los primeros años del Siglo XXI sólo el 37% vive en Europa y América del Norte. Hay más menonitas en África que en cualquier otro continente. Las estadísticas a fines de 2006 para América del Sur indicaba 270.000 miembros.